Togas y Cine: Pactar con el diablo
Regresamos a la sección Togas y Cine con una película que está apunto de cumplir su veinte aniversario, se trata de Pactar con el diablo, un interesante thriller con tintes sobrenaturales protagonizado por Keanu Reeves y Al Pacino.
La cinta sigue los pasos de un joven abogado que ejerce en Florida que un día recibe la oferta de uno de los bufetes más prestigiosos de Nueva York. Sin pensárselo dos veces, se lanza a la aventura y decide cambiar su tranquila vida en Florida por el estrés de la gran manzana, lo que no imaginaba es que su jefe era algo peculiar.
La película se centra especialmente en el elemento sobrenatural o espiritual, especialmente por el personaje de John Milton, uno de los directores del despacho de abogados, que en realidad es el mismísimo diablo. El personaje lo interpreta Al Pacino que aprovecha su carisma para realizar crear un hipnótico personaje. Toda la película juega la dicotomía entre el demonio y el pecado encarnado por el nuevo despacho y la ciudad de Nueva York y el camino de la luz y la religión, que principalmente se visualiza en la figura de la madre del protagonista, una devota religiosa de Florida.
El film se va desarrollando con un tono eminentemente fantástico, que va in crescendo durante su desarrollo. Bajo la máscara del mundo de los despachos y la abogacía, lo que en realidad quiere contarnos es una historia de cómo los pecados capitales clásicos de la Iglesia Católica se le van apareciendo al protagonista y, curiosamente usa los círculos de poder y la abogacía.
Con el avance del film vemos como ese nuevo mundo que se le abre al protagonista no es tan legal como esperaba y se va introduciendo en un universo cada vez más opaco y que huye de cualquier legalidad. Especialmente llamativa es la escena de la destrucción de documentos en el despacho con la trituradora, una imagen que aunque tenga veinte años es muy actual y recuerda a cierta destrucción de discos duros en la sede del partido en el poder. Y estas malas prácticas acaban tentando al protagonista.
Si el personaje de Milton se le puede atribuir fácilmente el pecado capital de la lujuria, especialmente visible por el séquito de seres sobrenaturales que tiene, muy acertada la escena en los probadores con el personaje de Charlize Theron, el personaje de Reeves se le atribuye la soberbia, al creerse que puede ganarlo todo. Nos lo presentan como un abogado que no ha perdido nunca un caso y al final quiere mantener esa marca a cualquier precio.
Aunque de una forma muy secundaria,la película trata la temática de la ética en la profesión de la abogacía y dónde están los límites. Vemos como poco a poco, vale todo para ganar el caso y defender a su cliente, independientemente del cauce que debe tomar. En esta película el todo vale, se personifica en la figura del diablo que puede hacerle ganar el caso a cualquier precio, aunque sea el alma del protagonista.
El otro aspecto que queremos reseñar de la película es el del cambio de vida del protagonista. Más allá del cambio de ciudad y del tema de asociar directamente Nueva York con el pecado, observamos el cambio profesional del protagonista. El cambio al despacho de Milton es el cambio de trabajar casi por su cuenta, con poco estrés y unos ingresos que le dan para poco más que para mantenerse a estar en un gran despacho con un sueldo elevado y con mucho estrés. Y no sólo estrés, sino muchas horas de trabajo, en jornadas maratonianas que hacen que otros aspectos de tu vida se vean afectados. El principal punto de conexión es el personaje de Theron, mujer del protagonista que vive como cada vez puede ver menos a su pareja debido a su trabajo. Una muestra clara de la cara b que suelen tener las grandes empresas.
Pactar con el diablo es una cinta bastante curiosa, una especie de tragedia en la que observamos como el protagonista se ve tentado por ciertos elementos sobrenaturales. Es verdad que la temática jurídica tiene un aspecto secundario y es casi una excusa, pero en su conjunto es un proyecto bastante disfutable.
La película se centra especialmente en el elemento sobrenatural o espiritual, especialmente por el personaje de John Milton, uno de los directores del despacho de abogados, que en realidad es el mismísimo diablo. El personaje lo interpreta Al Pacino que aprovecha su carisma para realizar crear un hipnótico personaje. Toda la película juega la dicotomía entre el demonio y el pecado encarnado por el nuevo despacho y la ciudad de Nueva York y el camino de la luz y la religión, que principalmente se visualiza en la figura de la madre del protagonista, una devota religiosa de Florida.
El film se va desarrollando con un tono eminentemente fantástico, que va in crescendo durante su desarrollo. Bajo la máscara del mundo de los despachos y la abogacía, lo que en realidad quiere contarnos es una historia de cómo los pecados capitales clásicos de la Iglesia Católica se le van apareciendo al protagonista y, curiosamente usa los círculos de poder y la abogacía.
Con el avance del film vemos como ese nuevo mundo que se le abre al protagonista no es tan legal como esperaba y se va introduciendo en un universo cada vez más opaco y que huye de cualquier legalidad. Especialmente llamativa es la escena de la destrucción de documentos en el despacho con la trituradora, una imagen que aunque tenga veinte años es muy actual y recuerda a cierta destrucción de discos duros en la sede del partido en el poder. Y estas malas prácticas acaban tentando al protagonista.
Si el personaje de Milton se le puede atribuir fácilmente el pecado capital de la lujuria, especialmente visible por el séquito de seres sobrenaturales que tiene, muy acertada la escena en los probadores con el personaje de Charlize Theron, el personaje de Reeves se le atribuye la soberbia, al creerse que puede ganarlo todo. Nos lo presentan como un abogado que no ha perdido nunca un caso y al final quiere mantener esa marca a cualquier precio.
Aunque de una forma muy secundaria,la película trata la temática de la ética en la profesión de la abogacía y dónde están los límites. Vemos como poco a poco, vale todo para ganar el caso y defender a su cliente, independientemente del cauce que debe tomar. En esta película el todo vale, se personifica en la figura del diablo que puede hacerle ganar el caso a cualquier precio, aunque sea el alma del protagonista.
El otro aspecto que queremos reseñar de la película es el del cambio de vida del protagonista. Más allá del cambio de ciudad y del tema de asociar directamente Nueva York con el pecado, observamos el cambio profesional del protagonista. El cambio al despacho de Milton es el cambio de trabajar casi por su cuenta, con poco estrés y unos ingresos que le dan para poco más que para mantenerse a estar en un gran despacho con un sueldo elevado y con mucho estrés. Y no sólo estrés, sino muchas horas de trabajo, en jornadas maratonianas que hacen que otros aspectos de tu vida se vean afectados. El principal punto de conexión es el personaje de Theron, mujer del protagonista que vive como cada vez puede ver menos a su pareja debido a su trabajo. Una muestra clara de la cara b que suelen tener las grandes empresas.
Pactar con el diablo es una cinta bastante curiosa, una especie de tragedia en la que observamos como el protagonista se ve tentado por ciertos elementos sobrenaturales. Es verdad que la temática jurídica tiene un aspecto secundario y es casi una excusa, pero en su conjunto es un proyecto bastante disfutable.