Todos lo saben
Esta semana se ha estrenado en los cines de España Todos lo saben, la última película del director Ashhar Farhadi que ha dirigido a la pareja de actores españoles más glamurosa del momento: Javier Bardem y Penélope Cruz.
Una boda se va a producir en el pequeño pueblo madrileño de Torrelaguna, la hija menor de una familia de vinicultores por fin se casa y toda la familia está al completo después de años, incluida Laura (Penelope Cruz) y sus dos hijos los cuales viven en Buenos Aires.
Toda esa alegría culmina con la esperada boda, la gente canta, llora, se besa... los más jóvenes aprovechan el descontrol para hacer travesuras y tener sus primeras experiencias de adultos cuando cogen las copas de vino a escondidas... Todos beben y se lo pasan bien mientras bailan. Todo va genial hasta que un inesperado suceso enturbia la fiesta.
Una boda se va a producir en el pequeño pueblo madrileño de Torrelaguna, la hija menor de una familia de vinicultores por fin se casa y toda la familia está al completo después de años, incluida Laura (Penelope Cruz) y sus dos hijos los cuales viven en Buenos Aires.
El film comprende perfectamente las relaciones familiares y como se comportan las personas en cada situación y en cada problema.
Si se empieza a analizar la película por el regreso de Laura a su pueblo natal los personajes actúan con el nerviosismo y la ilusión propios de un reencuentro, saludos efusivos, comentarios sobre cómo han cambiado las personas, besos y muchos abrazos.
Es un pueblo pequeño todos los vecinos se conoce y es el momento de ponerse al día. Cómo van los trabajos, las dificultades por los que pasan las familias... y como casi siempre el tema del dinero. Vemos la compasión en los ojos de Laura cuando anima a su hermana con su negocio de hostal rural, y la típicas frases de "todo irá mejor en un tiempo" cuando no se sabe qué decir. Sin embargo, es momento de estar feliz y reírse como Paco y Bea una pareja de trabajadores que no desaprovechan la ocasión para demostrar que están enamorados.
Toda esa alegría culmina con la esperada boda, la gente canta, llora, se besa... los más jóvenes aprovechan el descontrol para hacer travesuras y tener sus primeras experiencias de adultos cuando cogen las copas de vino a escondidas... Todos beben y se lo pasan bien mientras bailan. Todo va genial hasta que un inesperado suceso enturbia la fiesta.
Laura es presa de pánico, Paco comienza a tomar las riendas de la situación y dirige las actuaciones, las hermanas de Laura se quedan en un segundo plano ayudando en todo lo que pueden, el ánimo del abuelo se derrumba y Alejandro (Ricardo Darín) toma la vía religiosa para evadir sus miedos.
Todo se ha descontrolado en un abrir y cerrar de ojos y es hora de señalar a los culpables y sacar antiguas disputas y sacar provecho para el furuto. En pocas horas los protagonistas pasan de ser uña y carne y un único núcleo familiar a tirarse a los perros por las facilidades que han tenido cada uno e incluso a distinguir entre familiares de sangre o no. Como diría el Padrino -la familia es la familia-
Sin caer en grandes giros argumentales ni en sentimentalismos de lágrima fácil, la cinta consigue mantener al espectador atento y le invita a participar en el juego de quién es quién. Una buena elección para la fiesta el cine de esta semana.