Adults in the room, nursery politicians
Toda la Galia está ocupada por la Troika... ¿Toda? ¡No! Un país poblado por los irreductibles helenos resiste todavía y siempre al invasor.
Basada en las memorias de Yanis Varoufakis, que durante 6 meses fue ministro de finanzas de Grecia bajo la mano de Alexis Tsipras y SYRIZA, asistimos al intento desesperado del país para evitar adherirse a los recortes presupuestarios de la Troika.
2015. La crisis económica está en pleno apogeo. Comercios cerrados, paro rampante y un descontento general azotan la población. Los neonazis asoman la patita debajo de la puerta y los acreedores intentan tirarla abajo. La Troika exige la aprobación del llamado MoU (Memorandum of Understanding), unas medidas económicas que planean aumentar el PIB y recuperar su dinero a costa de destrozar todavía más el sistema de bienestar griego. En resumen: los bancos europeos le cargaron todo el marrón a la banca griega. Varoufakis (Christos Louilis) comienza un tour por varios estados miembros, incluyendo Francia e Inglaterra, para buscar apoyos y que alguien que asuma parte de la culpa, antes de resignarse a presentarse en Berlín y firmar el MoU. Y como todos podemos leer en Wikipedia, presentar su renuncia automática.
Al tratarse de las memorias de un político, estamos ante un relato claramente parcial, así que cada cual juzgue como crea conveniente. Pese a todo, no resulta del todo difícil imaginar a los hombres y mujeres más poderosos de Europa peleándose como críos en las reuniones. Con un reparto internacional, Varoufakis es el único que sale medio bien parado del asunto, aunque tenga esos toques de Maquiavelo traicionero necesarios para enfrentarse a la Comisión Europea, la Troika y los estados miembros del FMI, que dejan la representación de los republicanos en los Simpson a la altura del betún. Tsipras (Alexandros Bourdoumis) es un pelele que mantiene un interesante bromance con Varoufakis. Wolfgang Schäuble (Ulrich Tukur) es un borde sin escrúpulos. Michel Sapin (Vincent Nemeth) es un lameculos. Jeroen Dijsselbloem (Daan Schuurmans) tiene sed de sangre porque los griegos no deberían tener pensiones tan altas. Christine Lagarde (Josiane Pinson) hace de mediadora de todo el mundo. Y los británicos proBrexit son... británicos proBrexit. Con semejante panorama, vemos un duelo político sin parangón: ministros y presidentes diciendo una cosa en privado y otra en la prensa, sonrisas falsas, y tácticas cada vez más absurdas para retrasar la votación, que tiene más de tribunal condenatorio que otra cosa: el mencionado tour, reuniones informales en pasillos y casas particulares, encuentros por Skype y un referéndum nacional para ver si Grecia se sale del euro.
La última escena se queda en la retina: un baile surrealista de todos los políticos, rodeando a Tsipras y finalmente obligándole a firmar el MoU y a tomarse la foto de grupo. Todos con sonrisas de hiena y él con cara de puerro mustio. Recomendable si te gustan los thrillers políticos con mucha mala idea y comedia negra.