La vida invisible, sencilla pero resultona
De manos de Karim Aïnouz, llega la historia de dos hermanas y sus sueños rotos. Basada en la novela de Marta Batalha.
Río de Janeiro, años 50. Guida (Julia Stockler) es una joven de 20 años fiestera y deseosa de encontrar el amor de su vida, al parecer, un marino griego. Su hermana Eurídice (Carol Duarte) de 18, quiere ser admitida en una escuela de Viena para convertirse en pianista profesional. Juntas, se dedican a apoyarse la una a la otra mientras lidian con sus padres, tradicionales y de clase baja.
Una noche, Guida se escapa con su marinero. Eurídice se casa poco después con el hijo del poderoso del lugar, poniendo fin a sus ambiciones y marchándose de la ciudad para vivir la vida de una típica mujer casada. Guida regresa poco después, abandonada y embarazada. Los padres la echan de casa. Guida tiene que malvivir como trabajadora de fábrica, pero sigue escribiendo cartas a su familia, deseosa de restablecer el contacto con Eurídice, a la que cree en Viena por culpa de la mentira de sus padres.
Pasan los años. Ambas hermanas tratan de sacar lo mejor posible de sus respectivas situaciones, ignorantes que la otra no está viviendo la vida que sus padres dicen que viven.
No quiero revelar el final, pero estamos ante un melodrama discreto pero efectivo, que exaspera al espectador en el buen sentido: queremos que las dos mujeres sean felices mientras luchan contra las trabas de su época, y que se encuentren de una vez. Stockler y Duarte tienen el suficiente parecido físico y la química necesaria como para ser creíbles como hermanas. Antenor (Gregório Duvivier) y Eurídice tienen una noche de bodas tan cutre y realista (desnudo incluido) como debe ser, y rellena el papel de marido que está a medio camino entre buen hombre y machista retrógrado, sin caer en manipulaciones baratas. António Fonseca (el padre) y Bárbara Santos como Filomena, la mentora de Guida, completan un reparto pequeño pero competente. La fotografía y dirección no hacen grandes alardes, pero te mantiene enganchado hasta el final.