La historica oportunidad de Emma Stone
Madrugada del 27 al 28 de febrero de 2005 , Hilary Swank sube emocionada a recoger el Oscar como mejor actriz protagonista por Million Dollar Baby, es la segunda estatuilla de su carrera, minutos más tarde su película se alza con el galardón a Mejor Película marcándose un doblete y siendo la gran triunfadora de la noche. En aquel momento ninguno de los allí presentes podía imaginarse lo que tardaríamos en asistir a una situación similar.
Desde el triunfo de Millon Dollar Baby se han sucedido once ganadoras desde Crash a Spotligth y no sólo es que ninguna de ella haya hecho el doblete de mejor película y mejor actriz, sino que ninguna de las once ganadoras estuvo ni siquiera nominada en la categoría Mejor Actriz. Esta situación es más flagrante aún si vemos que ha pasado con los actores en este mismo lapso temporal, durante estos años hasta cinco ganadoras de Mejor Película han estado presentes en Mejor Actor y se han sucedido dos dobletes con El discurso del rey y The Artist, y todo esto sin contar el singular caso de Leonardo DiCaprio con Infiltrados y Diamante de sangre. Este demoledor dato demuestra una constante en el cine de los últimos años como es la perdida de presencia de los papeles femeninos en las películas que aspiran a los premios. Esta ausencia no se puede excusar en uno o dos malos años, ha transcurrido más de una década sin que una cinta con una mujer en papeles protagonistas se haga con el Oscar más preciado .
Este desolador panorama contrasta con los años anteriores al doblete de Million Dollar Baby, en las diez galas previas contando la de su victoria, vemos como hasta en seis ocasiones la película ganadora del Oscar a Mejor Película también estaba al menos nominada en Mejor Actriz, produciéndose dos dobletes, el comentado de Swank y el de Gwyneth Paltrow por Shakespeare in love. Se puede observar como a finales de los noventa y principios de este nuevo Siglo las mujeres tenían una presencia muy importante en las películas que protagonizaban la temporada de premios, presencia que inexplicablemente se ha esfumado de forma repentina en los últimos tiempos, predominando entre las ganadoras a Mejor Película las historias protagonizadas por hombres y dejando fuera lo demás.
Y con esta situación llegamos a 2017, a unos Oscar en los que todo apunta que La La Land va a arrasar y convertirse en la gran triunfadora de la noche quedando la única duda de si igualará (o incluso superará) la histórica marca de once estatuillas doradas. Y de la mano de la victoria de La La Land podría llegar el galardón a Mejor actriz para Emma Stone por su radiante actuación en la cinta. La simple victoria de La La Land pondría fin a esta nefasta estadística de ausencia de nominadas en Mejor Actriz en Mejor película, pero de hacer doblete con Stone rompería a lo grande esta nefasta racha.
La victoria de Stone sería lo mejor para cambiar la tendencia que se había instalado en la última década y dar un golpe en la mesa. Este triunfo puede servir como de punta de lanza para que en futuras galas de los Oscar las películas con personajes femeninos importantes tengan un mayor recorrido en los premios. Además, de concretarse este hipotético doblete Stone inscribiría con letras doradas su nombre en la historia de los galardones consiguiendo un hito que sólo otras cuatro actrices han logrado en los últimos treinta años.
En multitud de ocasiones los Oscar premian algo más que lo pura y estrictamente cinematográfico y si apuestan por el doblete de Stone y La La Land mandarían un claro mensaje de que se ha acabado esta época en la que la película del año tiene que estar protagonizada si o si por un hombre y que empiezan nuevos tiempos en los Oscar, similares a los de finales de los noventa.