Entrando en el ambiente con Dirty Dancing: Calor, salsa y ropa ligera para subir los termómetros
Qué calor... Y aún está por aumentar en los próximos días según todos los pronósticos del tiempo... En el calendario, hasta el 21 de este mes no entra, pero claro, el Corte Inglés hace ya una buena temporada que se encargó de recordarnos que el verano es un hecho.
En la tarde de domingo preferí refugiarme a la sombra de mi casa, salir no parecía una opción. Yo sigo las enseñanzas de la Escuela De Calor.
Con el curso finalizado y la satisfacción del trabajo bien hecho, me disponía a realizar la entrada de hoy. Iba a hablar de otra película, pero con una raja de sandía fresquita sobre mi mesa, y Paramount Channel ofreciéndome la siempre deliciosa Dirty Dancing, me dije a mí misma: "Por qué no, ¡el tiempo lo pide! Nada mejor para sentir aún más el calor".
A veces es mejor dejar que la naturaleza siga su curso, y no luchar contra ella.
La escena que todas las chicas hubiéramos querido realizar con Swayze.Copyright Great American Films Limited Partnership / Vestron Pictures |
Dirty Dancing se realizó en el año 1987, contando con Patrick Swayze y Jennifer Grey como protagonistas, en los papeles de Johnny Castle y Frances "Baby" Houseman. Se narra su historia de amor, combatiendo las diferencias sociales de ambos, así como la transición de los personajes: la pérdida de la inocencia de Baby en su transición a la adultez, a la misma vez que Johnny aprende a confiar en las personas y ver el mundo desde una perspectiva más amable. Todo esto tejido a través del baile, que es el medio de comunicación entre los personajes y que ayuda a disolver las circunstancias que los separan. A cargo del vestuario estuvo Hillary Rosenfeld.
La película se contextualiza a principios de los años 60, en el hotel de montaña Kellerman durante las vacaciones de verano, en la parte alta de Nueva York. Johnny trabaja allí como instructor de baile, mientras que ella está allí como huésped junto con su familia.
Estamos en la época más optimista de Norteamérica. Jhon Fitzgerald Kennedy era el presidente que compartía los valores de esta generación, Martin Luther King abanderaba el movimiento por la erradicación de la segregación de la raza negra y las mujeres habían leído The Feminine Mystique de Betty Friedan y se sentían con fuerza suficiente para pedir igualdad de derechos, ventajas y salarios por el mismo trabajo que los hombres. En 1963 la luz de Kennedy se apagó, dando el primer sinsabor de esta optimista época y la guerra de Vietnam tenía altamente descontenta a una población juvenil que no apoyaba estas acciones y se echaban a las calles a protestar por la paz. Estos chavales se dejaban el pelo largo, llevaban coronas de flores y ropa relajada y colorista, prodigando el amor libre. Pronto los llamaron hippies. Nacería el festival de música Woodstock, donde protestar de forma pacífica y melódica por estos actos. Mientras tanto, la guerra seguía succionando las arcas norteamericanas, para finalmente perderla. No todos los objetivos se cumplieron. Los optimistas años 60 acabaron siendo un poco más pesimistas de la cuenta.
Ahora entendemos un poco mejor lo que estaba pasando en la película. La salsa había llegado a Estados Unidos a abrir las estrechas mentes de los más clasistas (los padres de Baby y similares) y demostrar que cuando el cuerpo se comunica, sobran las palabras.Todo el mundo quiere aprender a moverse al son de este nuevo ritmo. Al final del film, todo el mundo baila y se olvida de todo lo que les preocupaba. Pero, a lo que aquí nos atañe, ¿cómo ayuda el vestuario a reflejar todo esto?
En el vestuario de Baby, no hay prácticamente nada que conecte al personaje con la época. El estilo de Baby no es ni hippie ni corresponde a la estética futurista que impuso en su momento desde París André Courrèges, está aún a caballo entre lo que eran los 50 y lo que empezaban a ser los 60, y claros tintes ochenteros. Esto es posible que se deba a dos razones: la primera, porque aquí se nos retrata a una niña, y como tal, aún no está muy pendiente ni de las modas que en ese momento se llevan ni del peinado o el maquillaje de la época. Su ropa es sencilla, fresquita y juvenil. Pantalones vaqueros tanto largos como en bermudas o en shorts se combinan con tops camiseros atados a la cintura o cuerpos de algodón con puntillas y bordados sutiles que quedan holgados. La paleta de color es clarita y ligera, evocando esa inocencia. El calzado también es sencillo, de carácter deportivo, tipo bambas al estilo de las zapatillas Victoria, tan queridas aquí en España para esos días de verano.
En el vestuario de Baby, no hay prácticamente nada que conecte al personaje con la época. El estilo de Baby no es ni hippie ni corresponde a la estética futurista que impuso en su momento desde París André Courrèges, está aún a caballo entre lo que eran los 50 y lo que empezaban a ser los 60, y claros tintes ochenteros. Esto es posible que se deba a dos razones: la primera, porque aquí se nos retrata a una niña, y como tal, aún no está muy pendiente ni de las modas que en ese momento se llevan ni del peinado o el maquillaje de la época. Su ropa es sencilla, fresquita y juvenil. Pantalones vaqueros tanto largos como en bermudas o en shorts se combinan con tops camiseros atados a la cintura o cuerpos de algodón con puntillas y bordados sutiles que quedan holgados. La paleta de color es clarita y ligera, evocando esa inocencia. El calzado también es sencillo, de carácter deportivo, tipo bambas al estilo de las zapatillas Victoria, tan queridas aquí en España para esos días de verano.
Copyright Great American Films Limited Partnership / Vestron Pictures |
En cuanto a la estética de Johnny, sufre pocos cambios a lo largo del metraje. El color negro es el color que le representa, atado a la madurez, la picardía y el desencanto de la vida, una persona que ha pasado por malos tragos. Su estética es la de James Dean en Rebelde sin causa: Chupa de cuero negra, gafas de sol, cabello peinado hacia atrás con tupé y camisetas ajustadas con y sin mangas. Una estética que era actual entonces y es actual incluso ahora. Un clásico que nunca muere. Este outfit conecta con los 60 y con el momento actual de los 80, cuando se realizó la película.
Copyright Great American Films Limited Partnership / Vestron Pictures |
Copyright Great American Films Limited Partnership / Vestron Pictures |
El segundo vestido esta cortado a la cintura baja, que se adorna de discretos brillantes haciendo un adorno de filigrana, el escote es redondeado cogido con tirantes a los hombros revelando toda la espalda de forma provocativa, y el cuerpo se ha cortado con costadillos para que se ajuste al cuerpo de Baby. La falda revela al flotar, sin ningún tipo de pudor, las partes bajas del vestido, que parece una prolongación del diseño del cuerpo a modo de bañador, dejando al descubierto las caderas, muy atractivo y sensual.
La principal diferencia entre un vestido y otro, es que en el primero, el fucsia, Baby se siente disfrazada. Era la primera actuación del número frente al público. Llevaba toneladas de maquillaje (le blanqueaba la piel), un elaborado peinado tipo chignon y pendientes y pulsera en brillantes, que le hacían muy mayor. Estaba nerviosa y no se soltaba del todo. Estaba interpretando un papel en esa escena.
En cambio, con el otro vestido, es ella misma. Su cabello suelto, voluminoso, el tono rosa pastel que representa su dulzura, un diseño más acorde con ella, desprovista de joyas o maquillaje y su piel bronceada contrastan de forma favorecedora con la claridad del vestido. Representa la transición entre la niñez y la edad adulta. Las sandalias plateadas son como el calzado que podemos encontrar hoy día en tiendas especializadas de zapatos de baile, específicos para bailes latinos. Sus suelas son muy blandas, que permiten giros y movimientos que otros calzados no favorecen, y se atan a los tobillos para garantizar una sujeción óptima del pie al bailarín.
Imagen que explica muy bien el fin de estos zapatos. Vía www.salseroapp.com |
Mientras me termino mi porción de sandía, veo a Baby llevar este otro tipo de variedad entre sus brazos y pienso: "¡Debe estar buenísima!" Nunca la he visto por aquí. Algún día la probaré. Se me hace la boca agua.