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Buceando en La forma del agua

Para la última película estrenada de Guillermo del Toro, La forma del agua (2017), desde no quedan cines de verano se va a realizar un análisis sobre la criatura marina, su inspiración y el modelado de sus "formas".

Fotograma de la película La forma del agua (2017) de Guillermo del Toro.
A los seguidores de Guillermo del Toro no les habrá sido difícil asociar la nueva película del director mexicano con la cinta de El monstruo de la laguna negra (1954). En numerosas ocasiones el director a confesado que El monstruo de la laguna negra fue una historia reveladora y maravillosa para todos sus sentidos, con un anfibio humanoide que se obsesiona con una mujer hasta el punto de secuestrarla.

Parece que 63 años después la historia de amor de un monstruo acuático hacía una humana se repite pero, eso sí, adaptado a nuestros tiempos. Y es que en la nueva película existe un amor recíproco entre ambos personajes y, esta vez, la mujer se va voluntariamente con el monstruo. Esto demuestra como la sociedad está cambiando y la manera de ver las relaciones, por muy bizarras que sean, se centra en la aceptación de los sentimientos. A veces los cambios llegan de manera muy lenta pero, que un monstruo acuático sea capaz de entender que la mujer debe consentir la relación, es un paso adelante para el resto de los humanos.

Volviendo a la figura del monstruo, la analogía con al película El monstruo de la laguna negra no es sólo en la relación de los personajes, el físico de las criaturas es prácticamente el mismo. Se trata de un anfibio bípedo, con escamas en vez de orejas, un tórax anillado como las gambas protegido por cutículas, unas manos con cinco dedos unidos por membranas, grandes uñas, sin pelo y con una musculatura muy marcada. 

A la izquierda La forma del agua (2017). A la derecha El monstruo de la laguna negra (1954).
Detrás del hombre anfibio de La forma del agua (2017) se encuentra Doug Jones, un actor con mucha experiencia en la interpretación de criaturas extrañas que demandan una metamorfosis de maquillaje total. Lo hemos podido "ver" en Hellboy como Abe Sapiens , en El laberinto del fauno como fauno o en Nosferatu como Conde Orlok.

Lo que hace mágica la película es el realismo de la criatura, el equipo creativo no se ha limitado a usar CGI para crear un monstruo virtual que el ojo humano detecta como "falso", sino que ha convertido a un humano en todo un anfibio de dos patas. La naturalidad de los movimientos, la unión del traje "sin costuras", la viscosidad de la piel... Una obra de arte de Shane Mahan, el diseñador del traje.

Shane Mahan durante el rodaje de La forma del agua (2017)
Durante el rodaje de la película, la fascinación de Guillermo del Toro por los detalles de la criatura y todo lo relacionado con la ciencia ficción ha provocado que el director no sepa estar con la boca cerrada. Su twitter es una mina de oro para observar las particularidades del traje y las texturas húmedas de la criatura acuática.

Imágenes del twitter de Guillermo del Toro. Detalles del traje de la criatura de La forma del agua.
Por último, hay que nombrar un desagradable asunto, los rumores de plagio que se están cerniendo sobre la cinta. Parece que la inspiración de Guillermo del Toro en la creación de La forma del agua no está basada sólo en la estética del Monstruo de la laguna negra (1954), sino que detrás está la historia de David Zindel llamada Let Me Hear You Whisper que narra la historia de cómo una limpiadora del turno de noche en unas instalaciones militares libera a un monstruo acuático en los muelles de la ciudad porque pretendían matarlo.

En conclusión y más allá de las polémicas, La forma del agua es una historia maravilla que se realizado con el cariño que se merece. Son todo alabanzas hacía la dirección, la creación artística, la interpretación de los actores y la historia que nos cuentan.

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