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Cartelera febrero 2024

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El musical zombie de Ana y el apocalipsis

Cuando High School Musical se mezcló con las pelis navideñas de sobremesa y... ¿zombis? No me he fumado nada, lo juro.


Ana y el Apocalipsis es una locura brutal, perdón, arriesgado proyecto que o amas u odias.

Ana (Ella Hunt) vive en la típica pequeña ciudad escocesa. Su madre murió hace tiempo, pasa de la universidad y quiere recorrer el mundo, algo que a su padre (Mark Benton), el conserje del instituto, no le hace ni pizca de gracia. Por ahí se mezclan el no correspondido mejor amigo John (Malcolm Cumming), el capullo de su ex Chris (Ben Wiggins), la parejita de sacarina Nick y Steph (Christopher Leveaux y Marli Siu) y la lesbiana antisistema Lisa (Sarah Swire). Montan un espectáculo de navidad en el instituto, dirigida por el malvadísimo profesor Savage (Paul Kaye), cuando de repente, todo se va al traste por un virus asesino que convierte a la gente en zombis.

No le busquéis más trama, porque no la tiene.

Al más puro estilo de peli Walmart (buscadlo, es un género en sí mismo), los personajes nos muestran sus dramas y dinámicas durante la primera media hora de metraje. Es más, están tan metidos en sus chorradas que tenemos una Ana que literalmente choca con un zombi (y no se da cuenta) y una gloriosa canción en el barrio residencial, mientras la gente corre, grita y se muere. Los personajes cumplen los clichés millenials y les dan una vuelta de tuerca, rompiendo brutalmente la cuarta pared -Lisa, por ejemplo, parece existir para comentar lo obvio y ser "la audiencia"- y siendo plenamente conscientes de dónde están metidos desde el principio. Esta vuelta de tuerca permite jugar un poco con ellos, como cuando empiezan a cargarse zombis sin vacilar (y llamándolos directamente "zombis", nada de ambigüedades como "ellos", "caminantes", "los otros" o similares). No saber por dónde irán los derroteros y chistes bastante cercanos como el #selfie-evacuación o el paseo protegidos por la piscina hinchable le suma puntos. Mención aparte merece el histriónico profesor Savage, cuyo actor parece estar teniendo el momentazo de su vida. Spoiler: muere gente que no te esperas y sobrevive gente que sí.

En cuanto a las canciones, una de cal y otra de arena. No vais a ver un La La Land o un Los Miserables de Broadway en cuanto a despliegue de medios o registro vocal -aunque los actores cumplen más que de sobra- si no una paranoia al estilo Dr Horrible Sings Along Blog brutalmente metalingüística. Una de las canciones hasta se llama "No es un final de Hollywood". Irónicamente, en una historia tan apocalíptica, todas las letras hablan de superar las adversidades y vivir la vida. Qué demonios, mi podrido y zombificado corazón acabó por emocionarse con algunas de ellas.

Le podrían haber sacado más punta a la trama, pero en resumen, muy recomendable para echar el rato.

Bonus: esta película se creó como un homenaje al malogrando director del corto Zombie Musical (2010). Esperemos que Ryan McHenry se esté retorciendo de risa en su tumba.

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