Recientemente, con el estreno de Coco (2017), en No Quedan Cines de Verano quedamos cautivados con su alegría, su color y la calidez de su historia. Y pensamos, "bueno, está claro que alguien tiene que pensar en cómo van vestidos". La vasta cultura textil mexicana, artesanal y colorista, ha dado para caracterizar en este film a los personajes de muy diversas formas.
Copyright Disney Pictures/Pixar Studios
Este film viene en un momento más que adecuado. Desde el punto de vista del amor por la familia y la apreciación y revalorización de lo que es de uno. Lo desglosamos enseguida.
Coco cuenta la historia de Miguel Rivera, un niño a quien la música le apasiona y que, por desgracia, en el seno de su familia está más que demonizada, debido a que su tatarabuela Imelda fue abandonada por un músico, dejando a ésta a cargo de la manutención de su hija Coco, ahora bisabuela de Miguel. Imelda, ni corta ni perezosa, en lugar de llorar al marido que la abandonó, dedica su tiempo en aprender el oficio de hacer zapatos, que será transmitido a lo largo de las siguientes generaciones y es el sustento de vida de la familia Rivera. A Miguel parece no quedarle de otra que seguir la tradición familiar y ser zapatero, pero él se resiste y persigue su sueño de ser músico. En la Noche de Muertos, donde los vivos y los que se han ido cruzan la línea, Miguel comete la imprudencia de robar la guitarra que perteneció a su ídolo Ernesto de La Cruz para poder demostrar su talento como músico, lo que le lleva al reino de los muertos. Allí, tiene que averiguar la manera de regresar al mundo de los vivos, pero su familia le pone como condición dejar la música para poder volver. En el revuelo, conoce a Héctor, un simpático muerto que lleva años intentando cruzar al mundo de los vivos, pero no le es posible porque nadie pone nunca su foto en el altar, así que deciden hacer un trato: Héctor ayuda a Miguel a conocer a Ernesto de la Cruz para que le de su bendición y así regresar al mundo de los vivos sin condiciones (Miguel piensa que es su tatarabuelo que abandonó a Imelda y a Coco), y a cambio, Miguel coloca la foto de Héctor en el altar familiar para que pueda regresar al mundo de los vivos en la Noche de Muertos. Debo reconocer que al principio el tema me despistó. Al estar ambientada en la Noche de Muertos (el "Halloween" mexicano), pensaba que era extraño que se estrenara para diciembre y no para octubre. La lectura era incorrecta. La película no trata de dicha ocasión. La película habla de la unión de la familia y de cuán importante es contar con ella cuando necesitas de su ayuda y de su apoyo. Y esto es más un tema navideño que otra cosa. No sólo se habla de los vivos, sino de que tampoco debemos olvidar a los que se han ido. Muchas familias recordarán en estas fechas tan señaladas a los que ya han dejado un asiento vacío. Me incluyo entre ellas, en mi casa este año habrá dos mecedoras sin ocupar.
Creo que este tema, además, queda más que acorde imbuido dentro de la cultura mexicana. Aunque a este lado del charco nos llegan casi exclusivamente los estereotipos de otras culturas, hay muchos documentales que atestiguan las largas y extensas generaciones llenas de hermanos, primos, nietos, tíos, sobrinos y demás parentescos que componen las familias mexicanas. Es fácil retratar en nuestras mentes vastas mesas llenas de frijoles, tamales, enchiladas, chilaquiles, y demás delicias gastronómicas rodeadas de un montón de gente que pertenece a una misma familia. La idea de 'familia' unida a la 'comida' es algo que también une a la cultura española. ¿Qué son si no, la Nochebuena, la Nochevieja o el Día de Reyes con el tradicional roscón?
Vía https://www.elintra.com.ar/
El otro vector de la película reside en el ensalzamiento de la tradición y las costumbres, lo vernáculo de un pueblo o de una sociedad. Y llega en un momento donde en temas de artesanía textil, la creación mexicana es una de las más maltratadas. Este año 2017 que está a punto de finalizar ha visto de todo. En el mundo de la moda, este caso en concreto fue sonado. Una archiconocida cadena de moda rápida española (cuyo nombre no se va a mencionar aquí) lanzó para este otoño-invierno una serie de prendas sospechosamente parecidas a unos bordados tradicionales que se hacen en Tenango de Doria (Hidalgo, México). Juzguen ustedes mismos:
Estos bordados se denominan bordados otomíes o bordados tenango, por su procedencia. Suelen estar realizados por indígenas de la región, y se hacen íntegramente a mano por expertas bordadoras. Éstos bordados llevan meses, y se implementan en tapetes, cojines, blusas, vestidos... Este fenómeno se denomina 'apropiación cultural' y sucede en gran variedad de campos del área del arte y la creación, pero es especialmente recurrente en el mundo del diseño de moda. El daño de esta cadena de moda reside en realizar el plagio exacto de estos motivos y, en lugar de contratar a estas bordadoras pagándoles un precio justo por ello (o un canon en concepto de derechos de autor, legislación que dudo que exista para esto), estas prendas se producen industrialmente en condiciones ínfimas de trabajo en países del este, tales como China o Bangladesh. Incluso va más allá, en ningún momento la cadena menciona cómo se llaman esos bordados. Todo esto que acabo de contar enlaza con la importancia de la tradición de la que se habla arriba y, al mismo tiempo, nos va a ayudar a comprender algunos de los diseños de vestuario de los personajes. Uno puede acercarse a una cultura que desconoce y tratarla con respeto y dignidad, como se ha hecho en esta cinta. Lee Unkrich y Adrián Molina, equipo a cargo de la película, sabían lo importante que era tratar el tema con conocimiento. Para ello, estuvieron durante seis años empapándose de las costumbres de ciudades como Michoacán o Guanajuato. Vivieron la Noche de Muertos de primera mano: los altares, las ofrendas, la fiesta en la plaza, las flores de cempasútchil, el pan de muerto, los alebrijes... Entendieron la importancia de los lazos familiares, conocieron los talleres de artesanía, visitaron iglesias, museos, mercados, casas de particulares e hicieron todo lo que estuvo en su mano para entender una cultura completamente diferente. Todo esto se ve reflejado (si bien es sólo una porción de todo lo que implica) en diversos documentales, muchos disponibles en YouTube, os dejo por aquí uno de ellos.
En cuanto al vestuario de los personajes, tenemos algunos desarrollos muy interesantes. Empecemos por los vivos:
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Se nos muestra una familia sencilla, de vida tranquila, en Santa Cecilia, y la ropa refleja exactamente eso. Para el colectivo de familiares más juveniles se recurre al pantalón vaquero: práctico, duradero y polivalente, como cabría esperar de una familia trabajadora. También vemos pantalones tipo chino en el padre y el abuelo, que también son prácticos. Éstos se combinan con camisas o camisetas en el caso de los hombres, de corte clásico y sencillo. En el caso de las mujeres, tenemos blusas bordadas tradicionalmente mexicanas, con motivos florales, pequeños, coloristas e intrincados. Presumiblemente, los tejidos de base serían algodón, lino o alguna otra fibra natural. La túnica más elaborada la encontramos en Coco, con bordados en el escote y el bajo de la misma. No son necesariamente bordados otomíes, pero pertenecen a la tradición de bordado mexicano. Son muchas las técnicas, motivos y formas de hacer estos bordados, casi todos inspirados en la naturaleza.
Vía http://www.tallerdeartevif.com/
La abuela, hija de Coco, viene caracterizada con un vestido cruzado de solapa y un delantal de cuadro tipo vichy (el tipo de cuadro que se usa en los manteles de picnic), que no se quita jamás. Es una forma de acentuarla como la nueva matriarca, uniendo a la familia a través de la comida. Su papel es el de dirigir la casa y lo demuestra en la película a través de chancletazo limpio (y de exacerbadas muestras de amor, claro). Los muertos, quizá tengan la parte más colorista aquí:
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Lo primero que llama la atención es la prenda que los conecta a todos: el delantal de artesanos zapateros hecho de cuero. Resalta el valor de la tradición familiar a través de las generaciones. Notamos también que las mujeres visten de forma tradicional mexicana, pero en otro contexto temporal, es decir, como antiguamente. Los volantes, los vestidos, las flores coloristas, los peinados elaborados, las mangas abullonadas en el caso de Imelda... Todo esto ha dado paso a la ropa que vemos en la generación de los vivos. Hay conexión, pero esta estética tiene un aspecto mucho más elaborado que la de los vivos. Los hombres mantienen esa línea sobria de pantalones tradicionales de traje, con camisa de rayas o cuadritos, con la variante de que en los gemelos, el cuello de la camisa es tipo mao (un cuello sin solapas). Sigue respondiendo a la necesidad de una ropa sobria y sencilla que permita a un artesano hacer su trabajo con toda la comodidad del mundo. Sólo cabe resaltar como rasgo distintivo en los hombres el uso de sombrero, tipo bombín en el caso de los gemelos y de paja en el caso del abuelo. En otra época, el sombrero era una parte importante del vestuario de los hombres, que ha sido relegado a una estética o acontecimiento particular. Perdió relevancia en las nuevas generaciones a partir de los años sesenta, con el surgimiento de la música rock y el deseo de estos jóvenes de enseñar el cabello como parte de su estética rebelde. El sombrero entonces se tornó arcaico y pasado de moda. Cabe mencionar la caracterización de las calaveras de los personajes al estilo de las calaveras de azúcar, llenas de flores y adornos de tipo vegetal, de diversos colores.
Vía www.reinarojahotel.com
Esto es muy interesante. El tema que trata la película es delicado, el de la muerte, y el público al que se dirige, entre otros, son niños. Una forma de dulcificarlo es implantando a las calaveras todos estos adornos, que confieren a los personajes un atractivo más simpático si cabe. Del mismo modo, en la sociedad mexicana, este día no se trata con tristeza, sino más bien con alegría, porque es la noche en que los que se han ido, vuelven. En la plaza se baila y se celebra con la gente. Una perspectiva completamente distinta, y la película captura este sentimiento. Esta estética viene derivada de una caricatura realizada allá por 1913 por José Guadalupe Posada en uno de los periódicos llamados de combate, una publicación realizada por la clase media que protestaba por las injusticias políticas o de las clases privilegiadas. Esta caricatura, llamada La Catrina, hace burla de esas clases mexicanas que, entonces, queriendo vivir un estilo de vida europeo aun siendo pobres, renegaban de sus raíces y su cultura. La palabra "catrín" hace referencia a un hombre bien arreglado y bien vestido, por eso su equivalencia femenina en "catrina". Vemos un guiño a esta imagen en el film también:
Caricatura de José Guadalupe Posada. Vía http://www.ngenespanol.com/
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Otros de los personajes sumamente interesantes son los alebrijes, animales fantásticos hechos en cartón que representan guías espirituales en el mundo de los muertos. Son animales mitad reales mitad imaginarios, llenos de color. Su creación se atribuye a Pedro Linares López, un artesano cartonero de México que, sumido en una rara enfermedad, veía estos animales tan extraños en estado de alucinación. Al recuperarse de su afección, empezó a materializar en cartón lo que había visto en sueños. Su labor fue mundialmente reconocida, obtuvo premios y sus obras están expuestas en diversos museos del mundo.
Alebrije de Pedro Linares López, 1986. Vía www.wikipedia.org
Pepita, alebrije de la familia Rivera. Copyright Disney Pictures/Pixar Studios
Para el final hemos dejado la vestimenta más interesante de todas: la vestimenta del mariachi. El mariachi o charro es originiario de Jalisco, pero el origen del traje se relaciona con la ciudad de Salamanca, ya que sus habitantes eran llamados 'charros'. En la parte del río Tormes y la Ciudad Rodrigo hay una región denominada Campo Charro, y el traje típico consistía en un vaquero color negro, chaqueta de traje corto y botas de montar. El sombrero usado era muy similar a los que se usa en México. Esta conexión tiene sentido si relacionamos la historia de México unida en algún punto a la colonización española.
Mariachis actuales.Vía /www.actualidadviajes.com
El traje mariachi actual se compone de una chaqueta corta, chaleco, camisa, corbata de rebozo (un trozo rectangular de tejido alargado con flecos en los extremos) y pantalón (falda larga en el caso de la mujer mariachi). Todo esto se culmina con un generoso sombrero de ala ancha a juego con el traje. Los colores son diversos y las combinaciones, infinitas. La camisa se mantiene blanca, casi invariable, presumiblemente de algodón o alguna fibra natural. En cuanto al traje, el tejido es de algún tipo de raso de algodón o tejido que tiene poder reflectante, por el brillo del color que es capaz de generar. Las grecas (bordados) van en contraste, generalmente en hilos de oro o plata, y diversos adornos metálicos plateados o dorados conforman cierres y hebillas. El sombrero es bastante grueso, hecho de lana o pelo de liebre, con el objeto de proteger al charro de posibles caídas del caballo (en caso de que monte al animal). La corbata también tenía la utilidad de servir como amarre en caso de que alguna cuerda o sujeción se rompiera. El pantalón se diseña de pernera recta, pero bastante ajustado, así como la chaqueta, entallada y corta. Las botas que completan el look suelen ser de color café o miel, acorde con la montura del caballo que corresponda. Curiosamente, la piel negra se reserva para funerales u otros eventos. Todas estas ideas las vemos recogidas en el personaje de Ernesto de La Cruz, el mariachi por excelencia. Su personaje está basado en los cantantes Jorge Negrete y Pedro Infante:
Jorge Negrete, Ernesto de La Cruz y Pedro Infante. Vía www.lasillarota.com
El uniforme de Ernesto de La Cruz casa con lo anteriormente descrito: ricos bordados adornan la chaqueta corta y el pantalón ajustado, la corbata de rebozo, las botas, e incluso se han añadido pequeñas lentejuelas en las solapas de la chaqueta que otorgan aún más fantasía y riqueza:
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Los guiños a las estrellas que pertenecen al repertorio cinematográfico y artístico mexicano no acaban aquí. También tienen su lugar personajes tan importantes como los siguientes:
Dolores del Río, María Félix, Jorge Negrete, Pedro Infante, El Santo, Emiliano Zapata y Cantinflas. Vía www.movieland.mx Copyright Disney Pictures/Pixar Studios
Frida Khalo, que no podía faltar. Vía www.lasillarota.com . Copyright Disney Pictures/Pixar Studios
En suma, Coco (2017) ha sido una de las más gratas sorpresas cinematográficas, una delicia para el alma y un festín para los ojos. Que una compañía como Pixar (cosa que no es del todo sorprendente) se tome la molestia de empaparse durante seis años de las tradiciones y de la cultura de toda una sociedad, y que el resultado sea tan bueno y tan respetuoso, es un alivio para los que somos testigos de cómo otros se aprovechan una y otra vez del trabajo de tan estupendos creadores como son los artesanos mexicanos. Nunca debemos menospreciar el esfuerzo de otros, sólo porque pensemos que lo hacen grupos sociales menores (como los indígenas). Proteger la cultura de otros es también proteger la nuestra. Cada sociedad ha desarrollado sus propias maneras de reflejar su mundo interior a través del arte y de la artesanía. Estoy segura que no nos gustaría que a nosotros nos hicieran lo mismo. Finalizo esta entrada dejándote ese pensamiento en la cabeza. Demos crédito a los creadores cuando el crédito es debido. Y protestemos contra lo que creemos que es injusto. Empecemos el 2018 con buenas prácticas.
"Tenango Is Not Mango". Bordado al estilo Tenango sobre tejido de algodón. Elena Funes (2017)