El último juego de Pixar
Recurrir a la frase Pixar lo ha vuelto a hacer resulta ya un tópico y carece de toda sorpresa. Pero nuevamente, cuando nadie lo esperaba, la compañía del flexo se saca un nuevo conejo de la chistera y estrena la maravillosa Toy Story 4 huyendo de lugares comunes y sorprendiendo a los espectadores.
Toy Story es la saga con la ha crecido una generación que eran pequeños con la primera entrega, que estaban en la adolescencia (o a punto de entrar en ella) con la segunda y ya en la universidad (o a punto de acabarla) con la tercera. Toy Story 3 sirvió como catarsis colectiva de toda una generación que asumía que se encontraba ya en la edad adulta y dejaban atrás la época de los juegos y de no tener responsabilidades. Al igual que Andy, les iba a tocar a otra generación jugar con sus juguetes de la infancia. Con esta cinta parecía que el circulo se cerraba, el arco argumental de Andy tocaba a su fin y la saga tenía un broche de oro...hasta ahora.
Nueve años después, los juguetes vuelven con una nueva historia, la primera post Andy y que nos viene a recordar que nunca es tarde para cambiar tu vida. El film empieza con un acertado prólogo que nos cuenta que ocurrió con el personaje Bo Peep y como el destino de Woody podía haber sido muy diferente, una elección que le marcara para siempre. Toy Story 4 es una historia de segunda oportunidades, que muestra que crecer muchas veces es tomar decisiones difíciles y elegir entre dos caminos, sabiendo que en ambos pierdes algo.
La película habla directamente a esa generación que ya es adulta y ha iniciado su vida y les dice, nunca es tarde para volver empezar y tomar ese camino que hace años dejasteis de lado, nunca es tarde para cumplir vuestros sueños. Actúa igual que esa imagen/meme que lleva meses circulando que cuenta cuando escribieron,su primera novela muchos escritores famosos (la mayoría a partir de los cincuenta), diciéndote que nunca es tarde para lograr tus metas. Como otras tantas veces, Pixar con un envoltorio de película infantil habla directamente a los adultos que esta en la sala y lo hace con su joya de la corona, esa saga que ha crecido a la vez que ellos, nadie mejor que Woody para darle el mensaje.
El final de la historia, en el cual Woody rompe con la nostalgia feliz de su pasado con Andy y decide iniciar nuevos caminos, es todo un toque de atención, señalándonos que no podemos vivir en el pasado, por muy brillante que fuera, y que hay que seguir adelante y buscar nuevas vivencias y objetivos. Un mensaje que además de los espectadores va también hacia la propia Pixar.
Desde el estreno de Toy Story 3, Pixar ha estrenado más secuelas (cinco) que películas originales (cuatro), demostrando que se ha estado casi una década en su zona de confort, porque más allá de la calidad de las mismas, en las que encontramos desde producciones notables a enromes desastres, ninguna de ellas se alejaba excesivamente de las formulas ya empleadas en las originaless. Además, sus proyectos originales parece que no han logrado instalarse en el imaginario colectivo como los de la década anterior. El anuncio de que Pixar no iba a realizar más secuelas desde este punto es toda una declaración de intenciones, al igual que Woody tiene que seguir adelante después de Andy, Pixar tiene que afrontar los nuevos tiempos y dejar atrás su glorioso pasado.
Y nada mejor para poner este broche de oro que esta última entrega de Toy Story, un luminoso epilogo en la que Pixar vuelve a hablar directamente a esa generación que ha crecido con ellos y nos hace volver a nuestra infancia y preguntarnos dónde estarán nuestros juguetes. Esperemos que vivan las mismas aventuras que Woody y compañía.
Y nada mejor para poner este broche de oro que esta última entrega de Toy Story, un luminoso epilogo en la que Pixar vuelve a hablar directamente a esa generación que ha crecido con ellos y nos hace volver a nuestra infancia y preguntarnos dónde estarán nuestros juguetes. Esperemos que vivan las mismas aventuras que Woody y compañía.