Los abogados en el cine español de 2019
Este 2019 que toca a su fin ha supuesto una gran cosecha para el cine español, siendo uno de los años más destacados de la década. Hoy en la sección Togas y Cine vamos a rendir homenaje a este gran año fijándonos en como han relatado la figura del abogado y el ejercicio de la abogacía dos cintas de perfiles muy diferentes como son: Los días que vendrán y Lo dejo cuando quiera.
Los días que vendrán - David Verdaguer
En Los días que vendrán Verdaguer da vida a la mitad de la pareja que debe afrontar de forma sorpresiva un embarazo y asumir como su vida va a dar un giro de 180º. El film está rodado con una naturalidad increíble y con una sensibilidad muy especial, consiguiendo difuminar la barrera entre realidad y ficción. En muchos momentos no sabes exactamente que parte es guión y cual vivencias de los protagonistas. Hay que recordar que esta película nace por el embarazo de la actriz protagonista María Rodríguez Soto, pareja en la vida real de Verdaguer.
Ante la tesitura de tener un bebé, Lluis (el personaje al que da vida Verdaguer) se plantea su realidad laboral. En ese momento trabaja en un pequeño despacho que podemos intuir que se dedica al derecho laboral y en el que existe un buen ambiente de trabajo con sus compañeros, pero hay un problema: la facturación. Por eso, con la intención de poder sustentar económicamente a su futuro hijo, decide hablar con su tío para que lo incluya en su despacho.
Más allá de la concepción arcaica y machista de que tiene que ser el hombre el que mantiene a la familia, contradicción que se ve en la película (imposible no acordarse con esta temática de Marshall en How I Met Your Mother y su "paquete") hay que atender a la concepción del mundo de la abogacía que arroja. La película juega a la perfección con uno de los clichés de la profesión que es bastante real: hay sectores que no dan dinero, y no nos referimos ya a dinero para vivir bien, sino simplemente dinero para vivir. En muchos casos despachos pequeños viven de clientes que van entrando y que en muchas ocasiones pagan tarde, mal y nunca, mientras que un gran despacho suele tener un sistema de igualas con clientes, esto es, una cuota mensual por tus servicios, con la que el despacho se asegura su subsistencia. Nos encontramos con la dicotomía de o trabajar en lo que te gusta o trabajar en algo que te dé de comer.
Desde el momento que entra en este segundo despacho hay dos imágenes con una fuerza visual muy grande y que reflejan a la perfección la realidad de la profesión. La primera es cuando el tío no le puede asegurar un sueldo de primeras y le insinúa que se irá haciendo con su cartera de clientes, mostrando una inseguridad económica. Sabe que está en un sitio en el que puede conseguir dinero, pero sorprendentemente no sabe ni cuanto, ni como ni cuando. La segunda es cuando, ya ataviado con su corbata, se despide de su pareja y le dice que no sabe cuando volverá, relatando esas horas extras que se escapan de cualquier control horario. Fijaros en las luces de muchos despachos, no es raro que estén encendidas a altas horas de la noche, y no, no se trata de un olvido.
Los días que vendrán consigue con muy pocas escenas y sin ser un elemento vehícular de la trama, mostrar de una forma muy certera lo que hay detrás de la profesión.
Lo dejo cuando quiera - Miren Ibarguren
Lo dejo cuando quiera es una comedia que nos cuenta como tres profesores universitarios se quedan sin empleo debido a la crisis y deciden a dedicarse a traficar con una pastillas que uno de ellos ha descubierto accidentalmente. Junto a los tres protagonistas, colabora en esta curiosa empresa Anabel, a la que da vida Miren Ibarguren, como socia y abogada del grupo.
En esta cinta se trata de forma cómica las consecuencias de la crisis que sufrimos (¿o sería más correcto decir que seguimos sufriendo?) y cómo ha afectado al mercado laboral. Es paradigmático que Anabel conozca a Eligio (al que da vida Carlos Santos) cuando ambos trabajan en una gasolinera de dependientes. Una muestra de como no hay en muchas ocasiones una salida laboral conforme a los estudios realizados. En el caso de Lluis en Los días que vendrán podría quejarse de las condiciones del trabajo de abogado, pero es que Anabel, ni siquiera encuentra un hueco para ejercer.
Por otro lado, al ser una comedia, Lo dejo cuando quiera juega mucho con el papel del abogado como personaje que intenta justificar lo injustificable, como se puede ver en el climax final de la cinta en la divertida escena dónde intenta interpretar las escuchas para que no comprometan a sus clientes. Aquí juega con el tópico de no mentir pero decir lo menos posible para que lo que subyace detrás no vea la luz.
Al final lo que muestran las dos películas son las dos caras de la misma moneda de la precariedad en el sector, puedes estar trabajando de abogado en unas condiciones laborales bastante mejorables o directamente, puedes estar fuera del sector. De una manera u otra, ambos largometrajes han sabido captar la cruda del sector.