El relato de África de Black Beach
Black Beach es el segundo proyecto del director Esteban Crespo tras su debut en 2017 con la película Amar, en esta segunda película cambia completamente de registro y nos lleva al continente africano con un electrizante thriller.
La historia de Black Beach gravita en torno al personaje de
Carlos, que interpreta Raúl Arévalo, y su trabajo en una gran consultoría a
nivel internacional por el que se verá obligado a mediar en un secuestro de un
trabajador de una petrolera en una dictadura africana para ganarse un ascenso.
La idea es solucionar todo de la forma más discreta posible para no perjudicar
la imagen del país de cara a la comunidad internacional.
Black Beach juega la carta de no identificar el país de África en el que se desarrolla la acción, con la intención de que este caso se podría dar (prácticamente) en cualquier país de continente, aunque por su idiosincrasia se puede entender que el país al que se refieren es Guinea Ecuatorial, de hecho, el título del film hace a una famosa cárcel del país. Es bastante curioso el contraste que realiza la película entre el continente africano, dónde nos encontramos como una fotografía luminosa y una inmensa claridad y colores vivos con Europa, retratada con un ambiente plomizo y colores fríos. Es toda una declaración de intenciones y un elemento narrativo más.
Por otro lado, la película cae en el tópico de que el traje te corrompe. Con una dialéctica parecida a Pactar con el diablo, vemos como en el pasado Carlos era una persona diferente al trabajar para una ONG, precisamente en el país que va a visitar, pero al tener que trabajar en la multinacional vemos como sus valores cambian y también su visión del mundo. Vemos la maldición del traje y como tienen que coger este trabajo porque se lo exige la sociedad y la obligación de mantener a su familia, anteponiéndolo a sus valores y, en muchos casos, a la ética. El viaje que plantea esta película es como una vuelta a los orígenes y una oportunidad para volver a ser quien era un principio de su vida. SPOILER Esto se puede apreciar al final de la película como vemos que al renunciar a todo viven en un pequeño piso y sin lujos. Fin del SPOILER,
El relato que realiza de la situación en África, pese a no
tener nada de novedoso, funciona muy bien y nos muestra por un lado toda la
corrupción que existe en el continente y, por otro lado, como las empresas
occidentales se valen de esa corrupción para beneficiarse empresarialmente y la
comunidad internacional mientras tanto mira para otro lado. Es más, muestra
como las organizaciones internacionales utilizan su ayuda a África para lavar
su imagen mientras dejan de lado a los que de verdad están sobre el terreno
intento hacer progresar a la población. Un claro relato de la hipocresía occidental
hacía estos problemas. Curiosamente, en el mismo Festival de Málaga en el que
fue presentada la cinta se estrenó el cortometraje Κλεισαμε (Encerrado) que
realiza una reflexión similar con el problema de los refugiados.
El resultado es un thriller muy entretenido, con una gran
producción técnica dónde destacan especialmente las localizaciones (la mayoría
de las escenas que tienen lugar en África se encuentran rodadas en Ghana) y que
seguro que es una buena excusa para volver a las salas de cine.