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La Matanza de Texas. Revisitando un clásico 46 años después

Es imposible que no hayas oído hablar de ella. Después de todo, La Matanza De Texas inició una franquicia que sigue hasta nuestros días y Leatherface (Cara de Cuero) es uno de los villanos más icónicos del cine de terror. He aquí un vistazo a la película independiente de bajo presupuesto que sentaría las bases del género slasher.

Sally Hardesty (Marilyn Burns) y su hermano Franklin (Paul A. Partain), junto a sus amigos Jerry (Allen Danziger), Kirk (William Vail) y Pam (Teri McMinn) visitan la tumba del abuelo Hardesty para averiguar si ha sido una de las víctimas de un profanador de cadáveres que ronda la zona. Tras recoger (y echar) a un autoestopista loco (Edwin Neal) de su furgoneta, paran a descansar en la granja familiar. A partir de ahí, serán las presas de un loco con máscara (Gunnar Hansen) que les persigue con una motosierra...  

Definitivamente, La Matanza de Texas es famosa más por su impacto cultural que por sus méritos fílmicos. Sin embargo, aquí tenemos una serie de clichés que luego cimentarían el género:

  • -Inspirarse vagamente en un hecho real (en este caso, los asesinatos de Ed Gein)
  • -Una entrevista de policía fuera de cámara que te pone en antecedentes de los crímenes de los malos.
  • -Un grupo de jóvenes de viaje que van a un sitio al que no deberían, después de ignorar los consejos de un viejo pirado.
  • -Chicas monas enseñando carne.
  • -Referencias a rituales y cosas sobrenaturales.
  • -Furgonetas que no pasarían la ITV y con conductores y ocupantes que se llenarían de multas incluso antes de arrancar (ah, aquellos maravillosos años...).
  • -Un trabajador del sector servicios que sabe más de lo que aparenta.
  • -Un autoestopista siniestro y agresivo.
  • -Una familia de paletos endogámicos caníbales.
  • -Varios miembros de dicha familia medio momificados en el ático.
  • -Una cena con menú especial.
  • -Imágenes de esa América profunda y rural, con planos de molinos de viento y carreteras eternas.
  • -Una granja aislada que ha pasado por tiempos mejores.
  • -Trozos de esqueletos y cadáveres tirados por ahí.
  • -Un personaje que acaba colgado en un gancho.
  • -Correr por mitad del campo dando gritos mientras te persigue un psicópata.
  • -La "chica final" rebozada en sangre, que no es tan badass como las actuales pero que desde luego sabe escapar y ponérselo difícil al malo (nada menos que 6 minutos de persecución).
Pese a lo formulaico, tiene unos cuantos puntos que la hacen única y rompedora incluso para nuestra época. 
  • -Para empezar y pese a la descripción de "adolescentes" de la sinopsis, no se especifica la edad de los actores en ningún momento. No, no vas a escuchar a un treinteañero peinando canas decir algo del partido del instituto o del último examen de mates.
  • -Franklin es parapléjico, algo casi imposible de encontrar en el cine de terror en general, o en el slasher en particular. Y salvo un par de bromas bienintencionadas de sus amigos, no es la característica principal del personaje.
  • -Pese a que los atuendos de las chicas se les podría calificar de "arriesgados" como mínimo, no tienen la clásica escena de ducha o de sexo, sus muertes y persecuciones no están sexualizadas, ni tenemos planos a cámara lenta o zooms centrándose en sus cuerpos mientras les cae encima un chorro de líquidos de vete a saber dónde.
  • -Aunque sea una de las grandes del género de slasher/gore, las gotas de sangre se pueden contar con los dedos de la mano y rara vez están centradas en el centro del cuadro.
  • -La película apenas dura 1h20, y todo lo que vemos son maquillaje y muñecos pre época CGI.



Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La película contaba con presupuesto nulo incluso para la época, y se nota. Los efectos especiales y las "coreografías" de combate/huida (por llamarlas de algún modo) han envejecido muy, pero que muy mal. Los actores son completos desconocidos y sus personajes no tienen personalidad ni carisma alguno, como mucho Franklin llega a la categoría de "personaje". La cámara se recrea 10 segundos en cada cosita asquerosa que nos enseñan, haciendo que el visionado sea todavía más tedioso. Los malos no tienen ninguna motivación para hacer lo que hacen salvo "tenemos problemas mentales" (sí, incluso para este género es bueno tener una excusa, por peregrina que sea). Y siendo el género que es, es imperdonable que tardemos 35 soporíferos minutos en encontrar la primera muerte, en la que un Leatherface aparece de la forma más cutre posible para serrarle la cabeza a uno de los personajes... y lo veamos tan de lejos que apenas se distinga. Amén de la estética de los 70, con esos pelos, esos pantalones de campana, ese pecholobo...

Mi consejo cinéfilo: verla por la curiosidad histórica, la influencia cultural (o para echarte unas risas, de todo hay en este mundo), pero si quieres un poco más de susto, ve a por su más que decente remake de 2003, que pese a lo que digan los críticos y detractores, no da tanta vergüenza ajena.




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