Cine en Casa

El Sonido del Fotograma

Togas y Cine

Paisajes de Cine

Código de Vestuario

Cartelera febrero 2024

Cartelera febrero 2024
Cartelera febrero 2024

Cuando Hitler robó el conejo rosa

Basada en la novela Cuando Hitler robó el conejo rosa, El año que dejamos de jugar cuenta la historia de la huida de una familia judía durante el auge del nazismo. Aclaro que no he leído la novela, así que no puedo juzgar su fidelidad respecto al material original.



Berlín, 1933. Anna (Riva Krimalowski) vive una vida normal con su hermano Max (Marinus Hohmann) y sus padres. Arthur (Oliver Masucci), el padre de Anna, es un periodista/escritor judío muy crítico con el régimen nacional socialista. Debido a esto, la familia debe huir primero a Praga y luego a Suiza, justo antes de la celebración de las votaciones para elegir al siguiente canciller.

Pese a la derrota de Hitler, la familia deberá mantenerse alejada de Alemania, primero en un pueblecito perdido, luego en París, y adaptarse continuamente a sus nuevas circunstancias y al choque cultural.

Estamos ante la historia narrada desde los ojos de una niña de 9 años y dista mucho de otros predecesores, como El niño del pijama de rayas (2008), en la que gracias a la imaginación del protagonista se acaba endulzando la vida en un campo de concentración, o el brutal realismo y oscuridad de La lista de Schindler (1993). Ni siquiera recuerda a la familia de La vida es bella (1997). Los protagonistas de esta historia pertenecían a la influyente clase alta berlinesa y disfrutaban del privilegio y respeto de sus vecinos. 

Esta película es un excelente paralelismo con este momento en plena pandemia global: como una rana en una olla, Anna no ve grandes "cosas nazis", si no la suma de una serie de ellas. Está completamente aislada del mundo que la rodea, aunque le hayan puesto precio a la cabeza de su padre. La familia está preocupada por las pequeñas cosas, como desde qué materiales escolares es necesario comprar para encajar mejor, a cómo manejar el fuego para evitar que se quemen las patatas del almuerzo. Simplemente es el día a día de una familia emigrada, que podría extrapolarse a cualquier familia en cualquier época.

Su simbología también es discreta: el mencionado conejo es el juguete favorito de Anna, robado primero por unos niños disfrazados de nazis en un carnaval durante una fiesta en la primera escena de la película, y luego abandonado dentro de una maleta que nunca llegará a destino.

No hay grandes secuencias ni aspavientos de cámara, lo que ayuda a centrarnos en la familia en su drama diario. Impecables actuaciones por parte de todo el elenco y una infravalorada Heimpi (Ursula Werner), la criada, que pese a aparecer muy escasamente transmite todo ese sentimiento de abandono y cambio cuando huyen de la casa y ella debe permanecer atrás. 

Muy recomendable para quien le apetezca algo ligero sobre un tema tan turbio.







Leave a Reply