Este niño necesita aire fresco, la infancia de los cómicos.
Este niño necesita aire fresco (2018) es el último trabajo de la directora Caroline Link que llega a los cines españoles tras su gran éxito en Alemanía con más de 3,5 millones de espectadores y su paso a principio de este verano por el Atlántida Film Fest de Filmin.
Hans Peter es un niño normal, tirando a regordito, que tiene un gran sentido del humor. Utiliza su habilidad para la comedia y las imitaciones para alegrarle la vida a la gente de su alrededor, especialmente a los miembros de su extensa familia. Solo su sonrisa permanece hasta la adultez, mientras se enfrenta a las tragedias de la vida diaria.
Al contrario que la película Lejos de Praga (aquí puedes leer nuestra reseña), no hay ningún evento histórico relevante fuera de la vida de Hans Peter. No hay ninguna guerra, no hay grandes dramas. Simplemente es la vida en Alemania a finales de los 70.
El problema de esta película no es solo la ausencia de eventos, sino que nos cuenta la historia de un personaje exclusivamente alemán y totalmente desconocido fuera de ese contexto: Hans Peter es el comediante, actor y presentador conocido como Hape Kerkeling. Algo así como si aquí hiciéramos una peli sobre el Gran Wyoming o como la comedia francesa Guillaume y los chicos a la mesa.
Como parte reseñable está toda la ambientación y nostalgia infantil de la época (reuniones familiares, jugar en la calle...) y las actuaciones del elenco: Hans Peter (Julius Weckauf), que podría haber sido un niño repelente pero no lo es, y su madre (Luise Heyer), que le da todo el punto triste a la historia, en un papel muy infravalorado -por no mencionar su cierto parecido físico con Carey Mulligan-. Destaca también la escena final, en la que todos los personajes se reúnen en un simbólico paseo por el campo, con un cameo del propio Kerkeling.
